Llegaste
a mí, humilde y discretamente,
para
ofrecerme tu amistad.
Me
elevaste a tu nivel, abajándote Tú al mío,
y
deseas un trato familiar,
pleno
de abandono.
Permaneces
en mí misteriosamente,
como
un amigo siempre presente,
dándoseme
siempre,
y
colmando por completo
todas
mis aspiraciones.
Al
entregártenos,
poseemos
contigo toda la creación,
pues,
todo el universo te pertenece.
Para
que nuestra amistad sea perfecta,
tú
me asocias a tus sufrimientos y alegrías,
compartes
conmigo tus esperanzas,
tus
proyectos, tu vida.
Me
invitas a colaborar en tu obra redentora,
a
trabajar contigo con todas mis fuerzas.
Quieres
que nuestra amistad
sea
fecunda y productiva,
para
mí mismo y para los demás.
Dios
amigo del hombre,
Creador
amigo de la criatura,
Santo
amigo del pecador.
Eres
el Amigo ideal,
que
nunca falta en su fidelidad
y
nunca se rehúsa a sí mismo
Al
ofrecimiento de tan magnífica amistad,
quisiera
corresponder
como
Tú lo esperas y mereces,
procediendo siempre como tu amigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario