Señor y Dios mío, en ti
creo,
Padre, Hijo y Espíritu
Santo.
mi única esperanza.
Óyeme para que no
sucumba al desaliento y deje de buscarte;
sino que ansíe siempre,
tu rostro con ardor.
Dame fuerzas para la
búsqueda,
tú que hiciste te
encontrara
y me has dado esperanzas
de un conocimiento
más perfecto.
Ante ti está mi firmeza
y mi debilidad:
sana ésta, conserva
aquélla.
Ante ti está mi ciencia
y mi ignorancia:
si me abres, recibe al
que entra;
si me cierras el
postigo, abre al que llama.
Haz que me acuerde de
ti,
te comprenda y te ame.
Acrecienta en mí estos
dones
hasta mi reforma
completa.
Amén.
(De Trinitate 15, 28,
51)
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