para mirar el mundo, la vida, los seres humanos
con tu mirada y desde tu corazón.
Sana nuestras cegueras que nos impiden ver
el dolor y el sufrimiento de los que caminan a nuestro lado,
de los que viven en nuestro mundo, bajo nuestro mismo sol.
Sacude nuestro corazón para que aprendamos a ver
con los ojos llenos de Evangelio y Esperanza de Reino.
Corre ya el velo de nuestros ojos
para que, viendo, podamos conmovernos por los otros,
y movernos desde lo profundo del corazón,
para acudir a dar una mano, y la vida toda,
a los que están caídos y rotos en las cunetas de los caminos.
Ayúdanos Señor a ver, y a cambiar… a verte y a optar…
a utilizar esa mirada nueva que nos dejaste:
la mirada del Evangelio,
para ver con tus ojos de Dios,
para sentir con tu corazón compasivo,
para actuar llevados por la fuerza de tu Espíritu,
para hacer posible, ya aquí en la tierra,
el mundo nuevo del Reino prometido. Amén
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