Ahora que estás aquí conmigo

Ahora que estás aquí conmigo, ahora que el camino me he dejado ligero de equipaje, ahora que has puesto mi corazón al viento, ardo en deseos de hablar contigo.
Me llamaste Señor, y yo salí a tu encuentro con la mochila llena, busqué seguridades: “oro, plata, dos túnicas, bastón y sandalias”, mil sueños de triunfo y de grandeza. 
Pero paso a paso, el camino y Tú fuisteis despojándome de todas mis posesiones y miserias. Ni un instante dejaste de llamarme; volcaste en mí Señor, tu inquebrantable ternura, me afianzaste en la Roca que eres Tú y encendiste mi esperanza. Ahora llevo en mi mochila lo que Tú me das, lo que Tú haces de mí. Ahora recibo de tus manos la luz y el trabajo, la vida en aventura, la cruz y el pan de cada día. ¡Todo es gratuidad! Ahora Señor, que estás conmigo, ahora que el camino me ha dejado ligero de equipaje, ahora que has puesto mi corazón al viento, ardo en deseos de hablar contigo, ¡y llevo el deseo de TI, Señor, en todos mis deseos!

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