Personas especiales

Las personas especiales son aquellas que tienen la capacidad de compartir su vida con los demás.
Son honestas, de palabra y en los hechos. Son sinceras y sensibles y siempre seguras de que el amor forme parte de todo.
Las personas especiales son aquellas que tienen la capacidad de brindarse a los demás y ayudarlos con los cambios que tienen lugar en su vida.
No temen ser vulnerables; creen en su singularidad y están orgullosos de ser quienes son.
Las personas especiales son aquellas que se permiten el placer de estar cerca de los otros y preocuparse por su felicidad.
Han llegado a comprender que es el amor lo que marca la diferencia en la vida.
Las personas especiales son aquellas que hacen que la vida sea francamente bella.

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Santa Mónica | 27 agosto

Mónica nació en Tagaste (África del Norte) a unos 100 km de la ciudad de Cartago en el año 332. Sus padres encomendaron la formación de sus hijas a una mujer muy religiosa pero de muy fuerte disciplina. 

Ella deseaba dedicarse a la vida de oración y de soledad (como su nombre lo indica) pero sus padres dispusieron que tenía que esposarse con un hombre llamado Patricio. Este era un buen trabajador, pero sin religión ni gusto por lo espiritual. 

Sufrió mucho.

Tuvieron tres hijos: dos varones y una mujer. Los dos menores fueron su alegría y consuelo, pero el mayor Agustín, la hizo sufrir por docenas de años. En Milán; Mónica se encontró con el Santo más famoso de la época, San Ambrosio, arzobispo de esa ciudad.      

En él se encontró un verdadero padre lleno de bondad y de sabiduría que la fue guiando con prudentes consejos. Además, Agustín se quedó impresionado por su enorme sabiduría y la poderosa personalidad de San Ambrosio y empezó a escucharle con profundo cariño y a cambiar sus ideas y entusiasmarse por la fe católica. 

Santa Mónica, mujer de fe


Festividad de San Agustín (28 agosto)


Descansar en Dios

Dios mío, ¿quién me hará descansar en ti?
¿Quién me dará que vengas a mi corazón y lo
embriagues para que me olvide de mis maldades
y me abrace a ti, mi único bien?

¿Qué eres tú para mí? Y ¿Qué soy yo para ti?
¿Por qué me mandas que te ame y te enfadas
conmigo y me amenazas con la mayor de las
miserias si no lo hago? ¿No es acaso, miseria
suficiente la de no amarte?

Señor y Dios mío, dime por tus misericordias qué
eres tú para mí. Di a mi alma: yo soy tu salvación.
Díselo en forma tal que llegue a entenderlo.

Los oídos de mi corazón están ante ti. Señor,
ábrelos tú, y dile a mi alma: yo soy tu salvación.
Que yo corra tras esa voz y te dé alcance a ti.
No te escondas de mí. Muera yo para que no
muera y pueda ver tu rostro.

Angosta es la casa de mi alma para darte cabida.
Ensánchamela tú. En ruinas la tengo. Repáramela tú.
Cosas hay en ella que ofenden a tus ojos. Lo sé
 y lo confieso.

Creo y por eso hablo. Tú lo sabes, Señor.
No entro en juicio contigo, porque si tú miras las iniquidades,
¿Quién podrá subsistir?

Permíteme con todo a mí, polvo y ceniza, hablar
en presencia de tu misericordia. Sé que, al hacerlo,
no hablo a hombres que puedan reírse de mi.
Aunque quizá mis palabras te causan risa a ti, al menos
cuando te vuelvas a mi sé que de mi tendrás misericordia.

(San Agustín. Conf. 1, 5, 6)

Si no quieres sufrir, no ames


Enciende mi interior, Señor

Enciende en mi interior, oh Dios,
el deseo de meditar tu Palabra;
Vete ilustrándome en su conocimiento
y haz que dedique a ello mi tiempo.
Así, no sólo soy útil para mi  mismo,
sino que ejercito la caridad fraterna.

Te ofrezco mi inteligencia y mi palabra;
Poda todo error y toda mentira de mis labios,
y haz que tus Escrituras
sean mis placeres preferidos.

Haz que no me engañe yo con ellas,
y que a nadie confunda yo con ellas.
Concédeme esto, Señor mío,
Tú que eres luz de los ciegos y
fortaleza de los desvalidos.

Dame tiempo para escrutar los secretos
que has ocultado como tesoros en tu Biblia
y rastrear en cada página el sentido de  tus mensajes.
Revélame el tesoro de sus significaciones,
porque tu voz es mi gozo.

Yo amo tu Palabra.
Dame lo que amo y derrama su significado
como lluvia sobre esta  hierba sedienta de mi alma.

Que bebiendo así de ti, Señor,
admire desde tu potencia creadora en el Génesis
hasta el último segundo de la historia,
puerta para tu Ciudad Eterna.

Te lo repito, Señor,
mi deseo es conocer tu Palabra;
lo demás me lo darás por añadidura.

(San Agustín. Cf. Conf. XI, 2)

Jesús nos envía por el mundo


Parálisis interior

Unos días después, Jesús volvió a Cafarnaúm y se difundió la noticia de que estaba en la casa. 
Se reunió tanta gente, que no había más lugar ni siquiera delante de la puerta, y él les anunciaba la Palabra.
Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres.
Y como no podían acercarlo a él, a causa de la multitud, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba, y haciendo un agujero descolgaron la camilla con el paralítico.
Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: "Hijo, tus pecados te son perdonados". Mc 2, 1-5

Reflexión 
En tal disposición interior se encontraba aquel paralítico al que, como sus portadores no podían introducirle ante la presencia del Señor, hicieron un agujero en el techo, y por allí lo descolgaron. Es decir, para conseguir lo mismo en lo espiritual, tienes que abrir efectivamente el techo y poner en la presencia del Señor el alma paralítica, privada de la movilidad de sus miembros y desprovista de cualquier obra buena, gravada además por sus pecados y languideciendo a causa del morbo de su concupiscencia. 
Si, efectivamente, se ha alterado el uso de todos sus miembros y hay una auténtica parálisis interior, si es que quieres llegar hasta el médico –quizás el médico se halla oculto, dentro de ti: este sentido verdadero se halla oculto en la Escritura–, tienes que abrir el techo y depositar en presencia del Señor al paralítico, dejando a la vista lo que está oculto.

San Agustín Sermón 46

Carta de San Agustín

Querido Amigo;
Yo no fui, de joven, ni mejor, ni peor que la mayoría...
Si acaso..., era más inquieto que mis amigos...
En el colegio no me contentaba con poco...
quería saber qué había detrás de las cosas...
qué sentido tenía esto de la vida...
Conocí lo que significaba amar y ser amado por una mujer...
En este tiempo comencé a ambicionar una posición social y económica...,
llegar a tener un porvenir asegurado...
Pero lo más importante es que llegué a experimentar lo profundo que puede llegar a ser la amistad.
Con el corazón en la boca, yo pedía cada día más, más felicidad...,
más placer..., más verdad..., más ...más!
Cuando se llega a una edad en la vida en donde uno comienza a conformarse con poquito, yo pedía más...
Y en medio de una crisis, donde no veía la dirección hacia dónde ir,
descubrí que mi corazón había sido hecho para recibir al Amor que hizo el amor... y que estaría inquieto hasta descansar en Él...Sin Dios, todo se quedaba detenido en mi vida,
porque con Él todo tiene sentido, la vida y la muerte, el amor y la amistad, el perdón...
Esta es mi vida, mentiría si lo contara de otro modo.
En uno de mis libros llamado las confesiones que es escrito de mi puño y letra, te cuento mi vida...
Claro que no voy a pedirte que tú, que eres diferente a mí, lo repitas.
Puede ser que tú seas de los que no le pide más a la vida,
pero mi experiencia te puede resultar familiar: que tú también andes buscando por aquí y por allá,
y te sientas hoy lleno de amor y mañana de vacío.
A ti te escribo esta sencilla carta para animarte a la búsqueda,
a que no te rindas todavía… aunque todo te invite a rendirte y,
si no encuentras a Dios , no importa , él te encontrará…él es tu profundidad.
No huyas sin más ni más, porque estás huyendo de tu centro…
En el Evangelio se presenta como Jesús, hombre como nosotros, con palabras como las tuyas,
con un mensaje exigente y sobre todo como un modelo a imitar…
De mí solamente quiero decirte de despedida…que me hizo dichoso su llamado a seguirle.

Agustín, el de corazón inquieto

Que siempre sea humano, Señor

Que siempre sea humano, Señor.
Que comprenda a los hombres y sus problemas.
Hombre soy, como ellos.
Hombres son, como yo.

A mí me toca hablarles. A ellos escuchar.
Yo hago llegar a sus oídos el sonido de mi voz.
Y, por mis palabras, trato de compartir con ellos
lo que yo mismo he comprendido.

Que lo haga lo mejor posible, Señor,
para que ellos lleguen también a comprenderlo en
su interior. ¿Cuál sería, si no la razón de mis palabras?

Óyeme, Señor. Recréame, pues me creaste.
Hazme transparente, pues me iluminaste.
Haz que mis oyentes, iluminados por ti,
escuchen tu Palabra por medio de mí.

(San Agustín. Sermón 120, 3)

El corazón

Para San Agustín, la búsqueda de la verdad siempre la hizo con grupos de amigos, nunca solo. Por eso, la amistad siempre fue tan importante para él. Descubrió que la verdad y el amor eran los cimientos de su vida. Tanto que llegó a decir que una de las cosas más importantes de la vida es aprender a amar. El corazón en este símbolo nos recuerda la importancia de esto.
Tanto es así que él escribe:

“De una vez por todas te fue dado un solo y breve mandamiento:
Ama y haz lo que quieras. Si corrijes, corrije por amor. Si perdonas, perdona por amor.
Si tienes en el fondo del corazón la raíz del amor! de esa raíz no puede salir sino el bien!”
(Comentario a la 1ª Carta de San Juan VII, 8)

Todos sentimos la necesidad de unión entre los compañeros de la clase, por eso, pidamos a Dios que prepare nuestro corazón para la amistad:

“Señor, manda y ordena lo que quieras, pero limpia mis oídos para que oigan  tu voz; sana y abre mis ojos para que descubran tus indicaciones. Aleja de mí la ignorancia, para que reconozca tus caminos. Dime para donde debo dirigir  mi mirada para verte a ti y, de ese modo, poder cumplir tus mandamientos”.
Ó Padre, haz que te busque sin incidir en el error. Que, al buscarte, nadie salga a mi encuentro en tu lugar. Sal tú, a mi encuentro, pues mi único deseo es poseerte. Y, si hay en mi algún deseo superfluo, elimínalo tu, para que yo pueda llegar a ti.” 

(San Agustín – Soliloquios 1,5.6)

El libro

El símbolo del libro representa la verdad. Significa la importancia de la verdad para San Agustín. De hecho, su ideal de vida fue alcanzar la verdad y la sabiduría. También nosotros, que hacemos parte de una escuela agustiniana, debemos seguir este ideal, a través de los libros del estudio y del conocimiento.

De esta forma describía él la búsqueda de la verdad con sus amigos:
“La verdad es patrimonio de todos y, por tanto, no es propiedad de nadie. Ella se encuentra en el medio para que, a su alrededor, vivan los que la aman. Aquello que es común está situado en el medio, o sea, dista igualmente de todos y se encuentra también al alcance de todos.” (Comentário al Salmo, 75, 17)

Vamos a hacer este momento de oración con las palabras que él pronunció y escribió para rezar unidos como una sola alma que busca la verdad.

“Señor, manda y ordena lo que quieras, pero limpia mis oídos para que oigan  tu voz; sana y abre mis ojos para que descubran tus indicaciones. Aleja de mí la ignorancia, para que reconozca tus caminos. Dime para donde debo dirigir  mi mirada para verte a ti y, de ese modo, poder cumplir tus mandamientos”.
Ó Padre, haz que te busque sin incidir en el error. Que, al buscarte, nadie salga a mi encuentro en tu lugar. Sal tú, a mi encuentro, pues mi único deseo es poseerte. Y, si hay en mi algún deseo superfluo, elimínalo tu, para que yo pueda llegar a ti.” 

(San Agustin – Solilóquios 1,5.6)

La flecha

La flecha es la Palabra de Dios, las palabras que San Agustín oyó en el huerto de Milán: “Toma y lee...”. Cuando nos encontramos verdaderamente con Dios es como si sintiéramos en el corazón la flecha de su caridad que inflama nuestros corazones. Es así como escribe San Agustín al narrar el momento de su conversión:

“Por cuanto tiempo, por cuanto tiempo diré todavía: mañana, mañana? Por que no ahora? Por que no diré, finalmente, ahora a mi indignidad? Así decía y lloraba, oprimido por el más amargo dolor del corazón. Entonces, de repente, oí una voz...: Toma y lee, toma y lee.” (Confesiones VIII, 28,3)
“Tu nos habías traspasado el corazón con flechas de tu amor, y traíamos tus palabras dentro de nuestras entrañas...en lo mas íntimo de los pensamientos nos quemaban y consumían la pesada torpeza, a fin de no inclinarnos para las bajezas.” (Confesiones IX, 3,4)

Cuando rezamos nos ponemos a disposición de ser alcanzados por Dios por eso pedimos:

“Señor, manda y ordena lo que quieras, pero limpia mis oídos para que oigan  tu voz; sana y abre mis ojos para que descubran tus indicaciones. Aleja de mí la ignorancia, para que reconozca tus caminos. Dime para donde debo dirigir  mi mirada para verte a ti y, de ese modo, poder cumplir tus mandamientos”.
Ó Padre, haz que te busque sin incidir en el error. Que, al buscarte, nadie salga a mi encuentro en tu lugar. Sal tú, a mi encuentro, pues mi único deseo es poseerte. Y, si hay en mi algún deseo superfluo, elimínalo tu, para que yo pueda llegar a ti.” (San Agustin – Solilóquios 1,5.6)

Santa Mónica "Siempre quise verte bautizado" (Video)

La llama

La conversión de San Agustín es el fuego del corazón tocado por el amor y la palabra de Dios que arde como un solo corazón y una sola alma para  Dios. “Tu me tocaste, y ahora estoy ardiendo en el deseo de tu paz..” Este fue el ideal que encontró en el modo de vida de los seguidores de Jesús:
“La multitud de los fieles era un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba propiedad particular las cosas que poseía, sino que todo era puesto en común entre ellos.” (Actos de los Apóstoles 4,32)

Procurando vivir a ejemplo de los primeros cristianos, de San Agustín y de sus amigos, que dejaron este lema para todas las comunidades agustinianas “una sola alma y un solo corazón para Dios”, recemos con las mismas palabras que San Agustín escribió:

“Señor, manda y ordena lo que quieras, pero limpia mis oídos para que oigan  tu voz; sana y abre mis ojos para que descubran tus indicaciones. Aleja de mí la ignorancia, para que reconozca tus caminos. Dime para donde debo dirigir  mi mirada para verte a ti y, de ese modo, poder cumplir tus mandamientos”.
Ó Padre, haz que te busque sin incidir en el error. Que, al buscarte, nadie salga a mi encuentro en tu lugar. Sal tú, a mi encuentro, pues mi único deseo es poseerte. Y, si hay en mi algún deseo superfluo, elimínalo tu, para que yo pueda llegar a ti.(San Agustin – Solilóquios 1,5.6).

Fuego de amor en tu interior


Santa Mónica, modelo de oración


Buscad siempre a Dios


Canción "Tarde te amé"

Entra en ti mismo


La importancia de lo pequeño

A veces asociamos las cosas pequeñas con aquello que carece de valor.
Las personas y las cosas son valiosas por si mismas independientemente de su tamaño.
Si miramos a lo alto vemos las estrellas diminutas, podemos quedarnos con esa imagen o darnos cuenta que lo que ven nuestros ojos es pequeño pero la realidad de cada una de las estrellas son de dimensiones que nunca abarcaríamos.
Del mismo modo podemos encontrar en situaciones sencillas grandes lecciones de amor; en una anciana sonriente, en el niño que llora, en el trabajador humilde, en el joven que vive su primer amor, en el gesto amable de quien tenemos al lado... ¡Esas son las cosas grandes de la vida!
Jesús pasó a nuestro lado haciéndose el "último y servidor de todos", rebajándose incluso hasta la muerte... Su modelo nos recuerda que en lo cotidiano de la vida podemos encontrar grandes personas que, como Él, nos hablan de perdón, amor, entrega y donación.

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Nos habla San Agustín

El amor es aquello que más necesita el hombre. Cualquier persona, sea quien sea, de la condición que sea, necesita recibir estos de cariño, una palabra agradable, una sonrisa, una palabra de aliento... y de apoyo.

Sin amor, nadie es capaz de vivir feliz. Sin amor, todo e vuelve oscuro, difícil y problemático. Con razón decía San Agustín que amar y ser amado era lo que más deseaba en este mundo. Por ese motivo, ninguna enfermedad hay más grave que la de no sentirse querido, lo primero que debemos a cada persona es amor y cariño, incluso a los que no nos caen bien...

El amor debe estar presente en todos los acontecimientos de nuestra ida y debe ser la raíz de todas nuestras motivaciones. Como bien decía San Agustín:
«Si haces la paz, hazla por amor. Si te lamentas, laméntate por amar. Si corriges, corrige por amor... Procura que el amor eche raíces en tu alma. De esa raíz solo puede nacer el bien.» (San Agustín, comentario al evangelio de San Juan. 7,8)

Examínate por dentro, no por fuera. Dios mira al corazón de cada persona. Mira tú también al tuyo y júzgate; juzga si la raíz de tus obras es el amor, porque eso es lo único que les da valor ante los ojos de Dios.

Vuelvo a Ti, Señor

Peregrino y enfermo vuelvo a ti, Dios mío, cansado de peregrinar fuera,
y agobiado por el peso de mis males.
He experimentado que lejos de tu presencia
no hay refugio seguro, ni satisfacción que dure, ni deseo que dé fruto, ni bien alguno que sacie los deseos del alma que creaste.
Aquí estoy, pobre y hambriento. ¡Dios de mi salud! Ábreme las puertas de tu casa: perdóname, recíbeme, sáname de todas mis enfermedades', úngeme con el óleo de tu gracia, y dame el abrazo de paz que prometiste al pecador arrepentido. ¡Oh Verdad! ¡Oh belleza infinitamente amable! ¡Qué tarde te amé, hermosura siempre antigua
y siempre nueva! ¡Qué tarde te conocí!
¡Qué desdichado fue el tiempo en que no te amé ni conocí!

(San Agustín. Confesiones X)

Búscame en el silencio de la oración

Búscame en el silencio de la oración

Confesiones de San Agustín (Película)

Estoy en cada cosa que vives

Estoy en cada cosa que vives

Contracorriente

A veces es necesario ir contracorriente si eso significa ser fiel a lo que piensas, crees y eres.
Ir contracorriente no es sencillo, se necesita personalidad, valentía, fortaleza y mucha fe..
Ir contracorriente supone alejarse de aquello que no te convence, de aquello que te impide ser tú mismo.
Cuando nadamos contracorriente nos sentimos solos, con cierta dosis de inseguridad y con interrogantes que nos asaltan a cada paso... pero es necesario emprender ese viaje si nos acerca más a lo que somos y a Dios.
Nadar en contra de lo "normal" es de fuertes, sentir profundamente tu propia originalidad es de valerosos, buscar caminos nuevos es de emprendedores... y vivir desde la fe es de creyentes convencidos.
Nadar dejándonos llevar de la inercia y del grupo no conduce a ningún lugar.
Jesucristo nadó contra la corriente de su época, acogió su misión y nadó, nadó... nadó...

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Que me conozca a mi mismo

Señor Jesús, que me conozca a mi
y que te conozca a Ti,
Que no desee otra cosa sino a Ti.
Que me odie a mí y te ame a Ti.
Y que todo lo haga siempre por Ti.
Que me humille y que te exalte a Ti.
Que no piense nada más que en Ti.
Que me mortifique, para vivir en Ti.
Y que acepte todo como venido de Ti.
Que renuncie a lo mío y te siga sólo a Ti.
Que siempre escoja seguirte a Ti.
Que huya de mí y me refugie en Ti.
Y que merezca ser protegido por Ti.
Que me tema a mí y tema ofenderte a Ti.
Que sea contado entre los elegidos por Ti.
Que desconfíe de mí
y ponga toda mi confianza en Ti.
Y que obedezca a otros por amor a Ti.
Que a nada dé importancia sino tan sólo a Ti.
Que quiera ser pobre por amor a Ti.
Mírame, para que sólo te ame a Ti.
Llámame, para que sólo te busque a Ti.
Y concédeme la gracia
de gozar para siempre de Ti. Amén.

(Inspirada en el Libro X de las Confesiones)

Encontrar a las personas


Encontrar a personas no es difícil, lo difícil es encontrar a alguien que te quiera por lo que eres, que comprenda lo que tu sientes y que no dude de lo que le dices.

Un amigo te apoya cuando te ve en problemas, un amigo te consuela cuando sufres y dice palabras que salen de su corazón.
A un amigo no le debe de importar en que posición económica estés, ni tampoco quien sea mas inteligente o tenga mas habilidades para tener y hacer las cosas, además nunca debe de tenerte envidia porque si te aprecia sabrá que lo que tienes no es porque tu lo elegiste, sino una causa del destino.

Nunca debe de sentirse superior porque el debe comprender que nadie es mas ni menos que nadie.

El tronco mas grande de una amistad es la confianza, la sinceridad, honestidad, amor, apoyo entre otras cosas que hacen de la vida un placer que queda siempre en la memoria hasta el ultimo día de nuestra vida en las que podemos reconocer el valor de un verdadero amigo que siempre ha sido incondicionalmente en todo.

Que en tus errores te muestre su perspectiva y un consejo de lo que puedes hacer, que nunca te debe de obligar a nada, que no te manipula para su conveniencia y que al verte en un verdadero problema no te deje solo y si es uno de esos problemas en los que tu no quieras ver la salida, el te la dará la solución aunque tu no quieras y te enfurezcas, pues a el le preocupas y prefiere que te enojes con el a verte sufriendo siempre.

Entonces si te fijas no todas estas características las tienen todos y aunque a veces encuentres a malas amistades aunque no lo creas tiene un fin no es que tengas mala suerte, sino que debes de conocer lo malo para que cuando encuentres a ese ser especial que se acople a ti no lo dejes ir.

No busque a tu amigo especial porque a veces lo tienes a lado de ti y ni cuenta te as dado, la amistad es como el amor no siempre tienes que buscarlo sino a veces viene y se va solo y otra cosa tienen en común y es que necesitas de ellas para ser feliz, porque un amor que antes no tubo una amistad bella termina antes de que te des cuenta y para tener un amor que dure por siempre tiene que tener una convivencia como lo es la amistad.

Me llama tu voz

Desde todos los rincones me está llamando tu voz.
Siento tu mirada en muchos ojos que me miran.
Oigo tu palabra en muchas voces que me gritan.
Y en aquellos que me necesitan, veo tu mano extendida.
Eres tú quien me pregunta
cuando veo ese niño hambriento,
o esa madre extenuada con su hijo a la espalda.
Sé de muchos hombres que no oyen tu Evangelio.
y de otros que malviven en chabolas malolientes
y de muchos más que roban para poder seguir viviendo.
Y todos ellos me gritan en silencio
que no viva tan tranquilo.
¿Qué puedo hacer yo?
Esos niños que juegan en el barro
porque no hay sitio para ellos en la escuela.
y ese hombre sin ganas de vivir
porque no encuentra sentido a su vida.
y tantos otros que sufren en las cárceles,
y los que libres no tienen libertad,
porque otros les niegan la palabra...
pero también en todos ellos,
y desde todos los rincones de la tierra,

me está llamando tu voz..

Un solo corazón y una sola alma


Sigue mi camino sin dudarlo

Sigue mi camino sin dudarlo

Señor, necesitamos que toques la realidad de nuestras vidas

Señor, necesitamos que toques la realidad de nuestras vidas,
para que nuestro vacío se llene de sentido,
y nuestra agua insípida se convierta en vino sabroso.

Necesitamos que toques nuestra vida de familia
nos haga ver que merece la pena dar sin esperar
respuesta, amar fiel e incondicionalmente a los
seres queridos por lo que son, y tal y como ellos son.

Necesitamos que toques nuestras relaciones
humanas y nos hagas superar cerrazones,
timideces, insensibilidades;
que nos hagas ver a aquellos a quienes a nuestro
lado "no les queda vino"..., es decir, les falta ilusión,
amistad, compañía, calor humano...

Esto sí sería llenar las tinajas de nuestra vida de
sabor y plenitud.

Que escuchemos a María, la que "estaba allí" y
la que está hoy también con nosotros.
Y nos dice: "Haced lo que él os diga"

Los pies en la tierra


No siempre...


Aquí venimos | Video

Flexibilidad

La flexibilidad supone no sujetarse a normas estrictas, a dogmas o trabas con rigidez. Supone ser ágil para la creatividad, la entrega y la vida.
¡Qué importante es que seamos flexibles unos con otros! ¡Qué importante es no vivir desde la rigidez y la vara que, más que ayudar, destruye a quien la recibe!.
Ser flexible es aceptar al otro como es, con su valor y su limitación.
Ser flexible es creer que la letra escrita puede tener diferentes interpretaciones.
Ser flexible es ayudar al otro a crecer, a ser él mismo y a darse desde lo que es.
Ser flexible es escuchar la versión del que habla y abrirle nuestro corazón.
Jesús rompió moldes, denunció injusticias, escuchó con amor y... murió por ello dejándonos un legado de sinceridad y compasión.

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Tus pies, María


TUS PIES, MARIA
Van al ritmo de tu pensamiento: tengo que salir
Caminan con el timón de tu fe
Sorprenden por la rapidez de tu disposición
Avanzan sin tener más horizonte que el llegar para servir.
TUS PIES, MARIA
Apuntan en la dirección que Dios te marca
Corren presurosos para no llegar tarde
Se resienten cuando se detienen, 
y sanan cuando peregrinan
TUS PIES, MARIA
No saben estar en propia casa
suspiran siempre otra donde Tú puedas estar
otros a los que tú puedas lavar o curar
TUS PIES, MARIA
No conocen el descanso ni la tregua
siempre están en movimiento
fecundamente avanzan
constantemente se mueven
y sin pereza para dejar tu casa.
¿Cuales es, María, el secreto de tus pies?
¿No será acaso, María, los hermanos que te esperan?
¿No será, María, que no puedes permanecer sin hacer el bien?
¿No será, tal vez, que en los mil detalles es donde Tú disfrutas?
Gracias, María, por venir a visitarme
Como tu prima Isabel
yo también necesito de tus atenciones:
mi corazón anhela una caricia de madre
mis ideas necesitan ser ordenadas
mi cabeza un regazo donde repostar un momento.
Gracias, María, por poner tus pies en dirección a mi humilde casa.
Amén

María, contigo y como tu

María, llena de gracia  y ejemplo de fidelidad: enséñanos a reconocer los dones de Dios y agradecerlos, a valorarlos y hacerlos fructificar.

Tú, esclava incondicional de Dios, maestra y discípula de Jesús, intercede por nosotras para que dando un sí incondicional a los planes de Dios, colaboremos con tu Hijo, el Maestro Bueno.

María de Nazaret, mujer trabajadora, haz que realicemos las cosas pequeñas con un corazón  grande, líbranos de pretender ser servidos, lánzanos a servir incondicionalmente a Cristo tu Hijo presente en cada hermano.

Madre de Jesús y Madre de la Iglesia, nos comprometemos a vivir las exigencias de nuestro bautismo: actuar como hijos de Dios, como hermanos;
Queremos hacer fructificar nuestros talentos en el servicio educativo que la Madre Iglesia nos ha confiado. 

Cuando alguien te ama

Cuando alguien te ama, es lento para perder la paciencia contigo. Cuando alguien te ama, toma las circunstancias de tu vida y las usa de una forma constructiva para tu crecimiento. Cuando alguien te ama, está de parte tuya; quiere verte madurar y desarrollarte en el amor.

Cuando alguien te ama, no derrama su ira contigo por todos los "errorcitos" que cometes, aunque sean muchos. Cuando alguien te ama, le duele profundamente cuando pierdes el camino, pero te orienta a seguir la senda correcta. Cuando alguien te ama, sigue confiando en ti cuando a veces tú ni siquiera confías en ti mismo.

Cuando alguien te ama, nunca te dice que eres un caso perdido, mas bien trabaja pacientemente contigo porque te ama y corrige de tal manera, que cuesta entender la profundidad del cuidado que tiene por ti. Cuando alguien te ama, nunca te abandona, aunque muchos de tus amigos lo hagan.

Cuando alguien te ama, se queda a tu lado cuando llegas al fondo de la desesperación, cuando ve lo que realmente eres y no te juzga, sino que te ve con total justicia, hermosura y amor. Cuando alguien te ama... es el mayor de todos los dones que demuestran el amor perfecto de Dios.

Hay veces que se olvida que...


Nos enseñaron a aplaudir aunque algo no nos gustara.
Nos enseñaron a tenerle miedo a la oscuridad y a creer que el sol era mejor que la lluvia.
Nos enseñaron a decir "lo siento" cuando hubiera un muerto delante nuestro.
Nos enseñaron a caminar cuando apenas podíamos sentarnos, nos dijeron que teníamos que correr cuando estuviésemos apurados.
Nos enseñaron a crecer a los golpes, nos dijeron que debíamos levantarnos si llegábamos a caer.
Nos enseñaron a vestirnos bien, a peinarnos bien.
Nos enseñaron a hacer silencio cuando hablara otra persona.
Nos enseñaron que el día que lloviera, debíamos taparnos para no mojarnos.
Nos enseñaron que para gritar había que tener motivos, y no nos dieron razones cuando preguntamos por qué cortaron el grito de algún mortal.
Nos dijeron que los hombres no lloraban, que no debían mostrar sus debilidades, que tenían que ser fuertes.
Nos enseñaron a saludar correctamente, aun a aquellas personas que no nos gustara su forma de ser.
Nos enseñaron a llorar a escondidas, porque "la risa es mejor que el llanto".
Nos insinuaron que debíamos casarnos antes de los 30, sino perteneceríamos al "sector solteronas/es".

Y cuando no aplaudimos, cuando preferimos la noche, cuando no decimos lo siento, cuando caemos y no logramos levantarnos (o no queremos), cuando no nos vestimos ni nos peinamos bien, cuando no
hacemos silencio, cuando olvidamos los buenos modales, cuando la lluvia nos moja, cuando gritamos sin razón, cuando no saludamos; cuando en lugar de reír, lloramos; cuando tenemos 40 años y seguimos
caminando por la vereda de la soledad, y cuando... cuando pasa todo esto, los maestros de la vida, se olvidan que una vez, también nos enseñaron a decir lo que pensamos y a hacer lo que sentimos.

No uses imprudentemente el tiempo o las palabras, no se pueden recuperar, la vida no es una carrera sino un viaje, que debe ser disfrutado a cada paso.

La mejor de mis estrellas

Me senté en la mejor de mis estrellas y pensé en ti, solo en ti, porque sabes; te amo.

Y por eso hice un mundo, donde pudieras estar, hasta que  llegara el momento en que vivieras junto a mí; en ese mundo puse la
belleza en una flor, puse tierra y semillas para que pudieras comer,
puse el cielo y le di el día y la noche; en el día puse un sol, para que
sintieras el calor de mi amor, y en la noche puse la frescura para que sintieras sin ver, puse la oscuridad y en ella la luna y las estrellas, para que supieras que en la penumbra hay belleza, que la belleza no solo se ve, sino que también se siente y que hice las estrellas para ti, para que te dieran su luz.

Puse un mar, en ese mundo puse animales, todos diferentes de forma y color para que los pudieras distinguir, también pensé en ellos y les di un lugar para vivir.

Pensé que te aburrirías si todo fuera del mismo color, por lo que a las plantas les di el verde, al día el azul, a la noche el negro, a las estrellas su brillo y hasta a tus ojos les di color. Permití el mal para
que pudieras conocer el bien, puse en tu corazón bondad, amor y también perdón.

Pensé que no podrías estar solo, e hice a una mujer, para que hubiera un cuerpo que diera vida y mandé muchos como tú, también pensé que no me entenderías, por lo que te di inteligencia.

Estaba yo feliz, pero luego vi que no sabías pensar y ¿sabes?, sentí decepción cuando creíste que yo no existía, que todo tenía una explicación científica, y la tiene, porque la puse para que pudieras
entenderme con mayor facilidad.

Y como te amo, de vez en cuando o muy seguido te mando un problema, que es un regalo que te doy para que aprendas a crecer, y aun así, dudas de mí, de mi presencia.

Todo el tiempo pienso en ti, y todos los días mando una señal especialmente para ti, y aunque te di ojos te veo ciego, y en el mundo que te regalé sembraste semillas, pero no para comer, sembraste el odio, el egoísmo, la frialdad y las dejaste crecer, y te pedí que las cortaras y no me hiciste caso, porque vives tu mundo material.

Y como te hacías sordo a mi voz, decidí escribirte esta carta para recordarte que te amo, y si me has hecho daño, te perdono.

Yo también siento, y sabes, te pido que me recibas en tu corazón, y que encuentres en mi consuelo, paz y tranquilidad…

Acércate a mi, no necesito decirte quien soy...

Tú ya lo sabes.

Ven a mi, me acompañas | Vídeo

Somos irrepetibles


Dichos y refranes: "Apaga y vámonos"

Empléase al ver que una cosa toca a su término, y también cuando se oye o ve algo disparatado o absurdo.

Para Sbarbi, el dicho proviene de una historieta andaluza, bastante irreverente, que, según dicen ocurrió en el pueblo de Pitres (Granada).

Dos sacerdotes se apostaron a quién de ellos decía la misa en menos tiempo. Y como el uno oyera que el otro, en lugar del Introibo ad altare Dei, empezaba diciendo el Ite, Misa est, le dijo al monaguillo: Apaga y vámonos.

Montoto, en Un paquete de cartas, atribuye la anécdota a dos sacerdotes que optaban a una plaza de capellán castrense.

Los proyectos

Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos proyectando qué hacer en cada momento, que cosas queremos realizar y que metas nos proponemos alcanzar.
Los proyectos no siempre suponen grandes o difíciles acciones para conseguirlos, a veces son pequeños pasos que lentamente nos llevan a su consecución.
Hay proyectos sencillos en el día a día que no requieren mayor esfuerzo que el de seguir viviendo como lo hacemos habitualmente.
Sin embargo los proyectos importantes requieren de nuestra atención, pensamiento, realismo, vigor y oración pausada.
Ningún proyecto importante, en lo vital, se alcanza con un sólo paso... pero cada paso es necesario para alcanzarlo.
No dejes nunca de soñar tu propio sueño, de alcanzar tus propias metas, de reflexionar sobre lo que eres y lo que quieres ser, de vivir desde el proyecto que quieres realizar en el que sientes a Dios como centro de tu actuar.
Si das un primer paso vendrá un segundo, y un tercero, y un cuarto... y te darás cuenta de que los grandes proyectos están dentro de ti, tan sólo tienes que tener la valentía de cogerlos en la palma de tus manos, contemplarlos, mirarlos, mimarlos, ordenar y decidir qué quieres hacer con dichos proyectos.
El mejor proyecto de tu vida eres tú mismo, no lo dudes. 
Dios es el arquitecto, nosotros los constructores.

Encar

Señor Jesús, enséñame los caminos de tu sabiduría

Señor Jesús,
enséñame los caminos de tu sabiduría…
Señor enséñame tus caminos
Señor enséñame tus caminos sencillos y vulgares
Señor enséñame tus caminos de lo pequeño,
de lo simple, de lo normal.
Señor enséñame tus caminos de la humildad,
de la inapariencia, de lo escondido.
Señor enséñame tus caminos de la monotonía, de la rutina de cada día,
de la naturalidad de la vida.
Señor enséñame tus caminos de lo grande en lo pequeño,
del misterio de lo simple, de lo extraordinario en lo ordinario.
Señor enséñame tus caminos de la vida ordinaria, del amor y de la entrega a los demás.
Señor enséñame tus caminos del silencio y de la paz,
del hogar y del amor, de la luz y la verdad.
Señor enséñame los caminos de tu sabiduría.
Señor enséñame a recorrer tus caminos con pisadas de pobre.
Señor enséñame tus caminos.

Aprender a recibir


La Biblia dice: "Da y recibe" (Sir 14,16). El amor verdadero no es sólo dar, no es sólo hacer cosas por los demás. Es también recibir de los demás y aprender de ellos con humildad.

No basta derramarme en el otro, hacerme fecundo en él. También tengo que disponerme a recibir algo de él, a reconocer el inmenso valor del hermano.

Cuando el apóstol San Pablo habla del cuerpo místico y de la importancia de los dones de todos, allí la actitud negativa que se describe es la de no querer dar, sino precisamente la de no querer recibir de los demás, la de no saber gozarse en el don del hermano: "No puede el ojo decir a la mano: "No te necesito"... Si un miembro es honrado, todos los demás toman parte de su gozo" (1 Cor. 12, 21-26).

La capacidad de beber del cántaro del hermano es fuente de un gozo especialísimo. ¿Acaso puede haber verdadero amor en una pareja si uno de los dos se encierra en sus esquemas, si se siente salvado en sus seguridades, y ya no es capaz de aprender del otro? ¿Ama de verdad alguien que ya no es capaz de admirarse del otro, o de escucharlo con interés, o que siente que ya no lo necesita?.

El amor que derrama el Espíritu es una capacidad de dar y también de recibir, porque nos hace reconocer que no somos dioses y que necesitamos de los demás.

Apostar al brote

El brote es lo más frágil de la planta. Pues dar a luz; comenzar; empezar algo nuevo, se da siempre en fragilidad.

La planta enfrenta así, la realidad del mundo al que se hace presente: en fragilidad. Ante una realidad exterior que muchas veces le es hostil, ella confía en que no hay nada que pueda detener la fuerza incontenible con que la vida le crece dentro.

Nadie podrá nunca detener el brotar de la vida. Y aún cuando parezca que sí, basta quien no lo crea que lo intente, para que descubra que la fuerza de esa vida que en apariencia no brotó, sigue brotando, pero ahora dentro suyo.

Apostar al brote, es apostar a la fidelidad de los comienzos, a la fidelidad del primer amor. Es apostar a una fragilidad que guarde en ternura lo que va a crecer, y sea capaz de vencer hasta las cortezas más duras.

Apostar al brote es afirmar que vale la pena ponerse del lado de la vida; que vale la pena intentar; que vale la pena comenzar.

Porque el brote es a la planta, lo que la niñez al hombre y la miga al pan: si la planta deja de brotar, la sabemos muerta; si el hombre deja de ser niño, lo sabemos viejo; y si el pan deja de tener miga, lo sabemos duro.

La Eucaristía es ese brote de del Amor de Dios que al alimentar nuestra fidelidad a la vida, novedad y ternura, nos salva de la peor de las durezas: la del corazón.

Es el pan de la fragilidad de Aquel que siendo fuerte se hizo débil por nosotros, y en la fragilidad de su brote salido en nuestras manos, prepara la fragilidad con que un día, volvamos a brotar en las suyas.

Javier Albisu sj

Te sentí pasar

Te sentí pasar a oscuras por mi corazón.
Me decías: "Busca, que a tu puerta estoy."
En mi sendero caminabas Vos, Señor,
y en mi casa me esperabas Vos, Señor,
a cenar contigo, corazón amigo.

Te sentí llegar, callado en mi soledad.
Me decías: "Oye, que te quiero hablar".
En el silencio me hablabas Vos, Señor.
Tu paciencia me esperaba, ¡Oh Señor!
a cenar contigo, corazón amigo.

Esteban Gumucio SS.CC

Aún podemos soñar

Nos dijeron un día: “Se acabaron los sueños”.
Pero aún podemos soñar
Mientras quede un niño en el mundo
y un rayo de luz en el firmamento.

Nos manifestaron: “Estáis equivocados”.
Pero aún podemos buscar la verdad
mientras sigamos compartiendo
y no cerremos las puertas al diálogo.

Nos certificaron: “No valéis para nada”.
Pero aún podemos esperar
mientras sigamos caminando
y atisbando el futuro entre la niebla.

Nos aseguraron: “Terminaréis fracasando”.
Pero aún nos quedan fuerzas
mientras haya pobres en la cuneta
y corazones solidarios.

Nos gritaron: “Moriréis entre humos y palos”.
Pero aún podemos vivir
mientras luchemos por la paz y la justicia
y crezca una flor a nuestro lado.

Nos llamaron: “Parias ilusos”.
Pero aún tenemos dignidad
mientras alguien nos vea como hermanos
a pesar de nuestra debilidad.

Nos declararon: “No sois nada”.
Pero seguiremos creyendo
y guardando tu recuerdo
mientras Tú sigas susurrando nuestro nombre.

Padre nuestro, que conoces nuestros sueños,
no nos dejes caer en la tentación
de no creer ya en tu Espíritu n en nosotras;
y líbranos del canto de las sirenas y del “malo”.

(Florentino Ulibarri “Al viento del Espíritu”)

Bendice a quienes te rodean


Bendice a quienes te rodean...
¿Cuántas veces le has preguntado a alguien, "¿cómo estás?" y contesta, "Bendecido"?. Aunque puede llegar a ser nada más una costumbre, sin embargo, es una bella costumbre. Debemos
reconocer que somos bendecidos y declararlo. Efesios 1:3 dice que somos bendecidos con toda bendición espiritual en Cristo Jesús.

La palabra bendición es una palabra interesante. Se encuentra más de 450 veces en las Escrituras en diferente forma: bendecir, bendecido, bendito. No sólo podemos bendecir a Dios y Él nos bendice, pero lo maravilloso es que tenemos la facultad de bendecirnos el uno al otro.

Bendecimos a otros con nuestro estilo de vida, pero también con nuestras palabras. Activamos el poder de la bendición con palabras basadas en la Palabra de Dios. Proverbios dice, "La muerte y la vida están en poder de la lengua" (18:21).

"Manantial de vida es la boca del justo...plata escogida es la lengua del justo...los labios del justo apacientan a muchos ..." Proverbios 10:11, 20, 21.

¿Quieres que tu boca sea un manantial o fuente de vida que apaciente a muchos? Puede ser así cuando decides usar tu lengua para bendecir a los de tu derredor.

"Isaac llamó a Jacob y lo bendijo" (Génesis 28:1). En los tiempos bíblicos, la bendición familiar incluía el impartir bienestar por medio de palabras habladas.

Si eres padre, madre, hermano, hermana, etc., y miembro de la familia de Dios... tienes autoridad espiritual sobre tu hogar. Tienes autoridad y poder para para hablar bendiciones en la vida de tu
familia y amigos.

¿No te parece que vale la pena hacerlo?.

Amistad inalámbrica


Nunca te rindas